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"Mi padre fue
enviado de la Alemania nazi a los Estados Unidos en 1933 cuando tenía 15 años.
Desde el tiempo que fue sacado por su familia de Alemania por ser judío hasta
el día en que murió hace 5 años, tuvo pesadillas de que los nazis lo estaban
persiguiendo y peleó contra ellos toda su vida, despierto y dormido. Solía
preguntarle: 'Papa, ¿Que pensaba la gente de Alemania en ese entonces? ¿Que pensaban
cuando veían a los Nazis desfilar?’
Y solía decir: 'Nadie los tomaba en serio'". Estas fueron las palabras de
Jeffrey Schaler en 2006[1].
Hace unos días la
ministra Frederic admitió ejercer un "Ciberpatrullaje" con la
finalidad de detectar el "Humor social". Para que nos quedemos todos
tranquilos aclaró que ella es antropóloga social y que sabe del tema. También
señaló que es Ciberpatrullaje y no "espionaje", ya que solo se
trata de observar las partes públicas de las redes, dejando a salvo la
privacidad. Creo que deberíamos tomar esto en serio.
No es menor que el
estado esté atento a nuestras expresiones. De hecho, tampoco es nuevo. Es
bastante similar al disciplinarismo ingles del siglo XVIII (también denunciado
por los liberales de su época), donde Bentham crea el Panóptico:
"Se trata de
una obra arquitectónica consistente en una torre central con corredores
dispuestos radialmente, en forma que desde el centro basta volverse para
mantener la visión de todo lo que sucede en el edificio. Nada perturba la
perspectiva en esa arquitectura y, además, los vigilados viven en constante tensión,
puesto que no pueden vigilar a sus guardianes, sin saber si son observados,
pero sabiendo que en todo momento pueden ser objeto de control."[2]
Parece ser un detalle
que se le escapó a nuestra ministra antropóloga social. El resultado de esto es
una clara lesión a la libertad de expresión, lo cual es una herida fatal al
sistema democrático. Las palabras de Hitler fueron bastante claras: "Jamás
debe el estado dejarse sugestionar por la cháchara de la llamada 'libertad de
prensa'. Rigurosamente y sin contemplaciones el estado tiene que asegurarse de
este poderoso medio de la educación popular y ponerlo al servicio de la nación".[3]
Cada vez el panorama
esta más parecido a una distopía orwelliana, más precisamente a 1984. En
esta obra existía una Policía del Pensamiento siempre atenta a que
alguien cometiera un Crimental. Pues las interminables purgas, torturas,
detenciones y vaporizaciones no se le aplican al individuo como castigo por
crímenes que haya cometido, sino que son sencillamente el barrido de personas
que quizás algún día pudieran cometer un crimen político[4]. Es habilitar al estado a castigarnos por un
crimen que quizás cometamos, como quizás no.
Realmente, creo que deberíamos
tomarlo en serio.
[1]
https://youtu.be/Y_0fc5efDyo
[2] Zaffaroni,
Eugenio Raúl (1987). Criminología: una aproximación desde el margen, p.
109.
[3] Hitler,
Adolf (1924). Mi Lucha, p. 123.
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