Sobre grietas y otras cuestiones

 

Hace varios años en los distintos medios de comunicación se empezó a hablar de la famosa “grieta” que aparentemente separaría a los argentinos en dos grupos. Muchos han dado distintos nombres a estos grupos: los “anti pueblo” y “los del pueblo”, los “fachos desclasados” y los “que tienen conciencia de clase”, entre otros. Allá por el 2008/2009 el gran Fernando Peña lo cruzo a Delia y le dijo “si tanto odias a los que tienen guita deberías odiar a tu jefe que es millonario”, obviamente a la rémora estatal de Delia le dio una embolia  y justifico la diferencia de millonarios y expandió un odio visceral a la “puta oligarquía”. Incluso lo chicaneo a Peña por su sexualidad. El puto lindo se le rio en la cara no sin antes pasearse desnudo por el estudio de Lanata y dejando muchas veces sin palabras a Delia.

Luego de esa charla, Fernando Peña hablo de una grieta peligrosa y expresó su postura en la que el poder político argentino comandada por la “Reina Batata” intenta que el pueblo odie al que produce, al anti pueblo.  Claramente hicieron un trabajo fabuloso, pues se visibilizaron en distintas situaciones la saña contra el poder adquisitivo de la gente.

Citare varios ejemplos:

“Los Rugbiers son unos fachos asesinos”: si, son asesinos. No jodamos. Ahora bien los medios se centraron demasiado en el poder adquisitivo (Tanto de las víctimas como de los victimarios), lo cual derivó en una “lucha de clases” muy simpática. Me arriesgo a decir que era más importante saber quién era el padre de Thompsen o de explicar claramente que Fernando, la víctima, era de clase media baja. Se han hablado también cosas aberrantes, no faltaban los energúmenos pidiendo que los “violen en la cárcel”. Otros pedían penas de muerte, golpizas ilegales y torturas. Si, torturas. El trogloditismo claramente agregaba luego de cualquier improperio la frase “chetos de mierda”. La grieta en esos calurosos meses de febrero era algo así como “cheto malo vs pobres buenos”.

Me remito a Susana Giménez, quien antes de preguntarse por dinosaurios vivos había dicho “el que mata tiene que morir”. La defenestraron. Obvio, la pena de muerte no es apoyada por G.A.LT, pero nos parece obtuso como la gente (apoyada por el morbo de los medios) pedían pena de muerte para los Rugbiers. Los mismos que mataron a Su.

Allá por el 2014 se habían puesto de moda los linchamientos a ladrones. Con mucha repercusión mediática. Gente de ambos lados de la grieta con argumentos similares a lo expuesto arriba. La gente defendiendo a muerte sus cosas, o solo defendiéndose  por inercia y del otro lado quien delinque. Han algunos justificado el accionar delictivo y la frase “marginados sociales” tomó peso. El ex juez de la Corte Suprema, el Dr. Eugenio Zaffaroni en “Muertes anunciadas” dice que las cárceles están pobladas en su mayoría por pobres. Pero no solo la gente mata delincuentes, sino que la policía también tiene su reguero de muertes. Zaffaroni al respecto  reza sic…”las muertes institucionales recaen en todas las ciudades sobre personas de sectores mas humildes. Mientras que en San Pablo las muertes institucionales se estabilizan en barrios periféricos, en Buenos Aires se desplazan a zonas comerciales o Céntricas”. ¿Qué quiso decir Zaffaroni? Que es más probable que te mate la policía  en Recoleta que en Laferrere y que más que seguro esa muerte se justifique con un sólido “Vino a acá a afanar”.

 

Pese a que estamos de acuerdo con lo que dice Zaffaroni, creemos que la sociedad hizo demasiado excesivo el hecho de ampliar esta grieta entre ricos y pobres. Todo es lucha de clase. La marcha de los audis, como si fuera pecado tener un Audi o como si para quejarte del gobierno de turno hubiese que tener más o menos plata. Tenemos el caso del inadaptado que tiro un chancho desde el helicóptero. Como si fuera agravante que sea gente de poder adquisitivo,  se lo critico más por rico que por tirar un bicho a la pileta. Pero ahora pasa algo diferente. Se vuelven a poner “de moda” los linchamientos pero, contrario a lo que dice Zaffaroni, ahora son en los barrios.

Merlo, gente de laburo. Periferia en el oeste, la estación del sarmiento con más movimiento de gente en hora pico. Se produce un robo y los vecinos se juntan cual Fuenteovejuna y golpean al ladrón. Una mujer joven se acerca con un palo y lo empala, como se ve en un video viralizado por WhatsApp. El silencio de los medios fue rotundo. Alguna mención sí, pero nada más. ¿Qué hubiera pasado si a ese delincuente lo hubieran empalado en Las Cañitas?

Para cerrar, quiero aclarar lo obvio. No estamos a favor de la gente que empala un ladrón, tira un chancho o mata a patadas un pibe. Queremos que sean juzgados y procesados con todas las garantías constitucionales. Queremos que sean condenados si lo merecen y absueltos si no hay pruebas. No nos interesa la persona más que por su mera definición legal del Codigo Civil y Comercial, además la constitución es clara cuando dice que no hay prerrogativas de sangre y nacimiento. Todos son iguales ante la ley.

Esto último hace un poco de ruido. ¿Somos iguales ante la ley?

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